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El desplazamiento forzoso de la población ucraniana agrava la crisis de refugiados a nivel mundial

El desplazamiento forzoso de la población ucraniana agrava la crisis de refugiados a nivel mundial

En 2020 se superaron los 82 millones de personas desplazadas según datos del ACNUR (Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados). Cada año se ha incrementado dicha cifra y en la actualidad asistimos con terror al drama que sufre el país más extenso de Europa, Ucrania, del que ya han huido más de 3,7 millones de refugiados. La ONU definió esta condición en 1951, como “La persona que, por temor justificado de ser perseguida por su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social concreto u opinión política, se encuentra fuera del país de su nacionalidad y no puede o, debido a ese temor, no quiere acogerse a la protección que le ofrece dicho país.”

Lamentablemente, la guerra en Ucrania no es ni el único conflicto armado del mundo ni el que más personas desplazadas acumula. A menudo los países europeos hemos cerrado los ojos a otras crisis humanitarias que llevan décadas en marcha, ya sea porque los medios de comunicación no consideran prioritario informar sobre África o Asia, o quizás porque las potencias invasoras son fieles aliadas de occidente, o incluso porque la guerra es un gran negocio que beneficia a nuestras empresas. Según datos de Escola de Cultura de Pau, en estos momentos siguen abiertos en el mundo 18 “conflictos armados graves o de alta intensidad”, y basta con echar un vistazo al mapamundi para comprobar cómo dichos territorios suelen brillar por su ausencia en los noticiarios.

  • Camerún (Ambazonia/North West y South West). La violencia estalló en 2017 y lleva más de 6.000 fallecidos.
  • Etiopía (Tigray). En 2020 comenzó la tensión con las autoridades de esta región y el Gobierno federal inició una operación militar. Se trata de una crisis humanitaria a gran escala. “Estamos ante un conflicto al que se suma un deterioro de la economía y perturbaciones climáticas que están agravando la situación humanitaria de más de 26 millones de personas”, subraya Pilar Orduña, responsable humanitaria de Oxfam Intermón.
  • Malí. Desde 2012 sufre diversos enfrentamientos entre milicias de las comunidades fulani, dogon y bambara y choques armados entre las dos coaliciones de grupos yihadistas en la región. Se ha cobrado al menos 25.000 vidas.
  • Mozambique (Cabo Delgado). Desde finales de 2017 el grupo armado de carácter yihadista Ahlu Sunnah Wa-Jama ha provocado otra crisis humanitaria con cientos de miles de personas desplazadas.
  • Nigeria (Región Lago Chad). La secta islamista Boko Haram reclama el establecimiento de un Estado islámico en Nigeria y considera a las instituciones públicas nigerianas como corruptas y decadentes.
  • Región Sahel Occidental (norte de Malí, norte de Burkina Faso y noroeste de Níger) se ve afectada por una combinación de redes de criminalidad transfronteriza en el Sahel, la marginación de las comunidades nómadas tuareg en la región, y la expansión de la insurgencia yihadista de origen argelino AQMI, entre otros factores.
  • República Centroafricana. Desde su independencia en 1960, se han sucedido diversos golpes de Estado y dictaduras militares, que confrontan entre élites políticas de etnias del norte y del sur.
  • República Democrática del Congo (este). Tras el golpe de Estado en 1996, Burundi, Rwanda y Uganda, junto a diversos grupos armados, intentaron derrocar al dictador, quien estaba apoyado por Angola, Chad, Namibia, Sudán y Zimbabwe, en una guerra que causó alrededor de cinco millones de fallecidos. El control y el expolio de los recursos naturales han contribuido a la perpetuación del conflicto y a la presencia de Fuerzas Armadas extranjeras. La firma de un alto el fuego en 1999, y de diversos acuerdos de paz entre 2002 y 2003, comportó la retirada de las tropas extranjeras y la configuración de un Gobierno de transición y posteriormente, en 2006, un Gobierno electo. Sin embargo, este proceso no supuso el fin de la violencia en el este del país.
  • Somalia. En 1988 una coalición de grupos opositores se rebeló contra el poder dictatorial y dio paso a una nueva lucha para ocupar el vacío de poder, que ha provocado la destrucción del país y la muerte de más de 300.000 personas desde 1991.
  • Sudán (Darfur). En 2003 el Gobierno respondió al levantamiento de diversos grupos insurgentes utilizando a las Fuerzas Armadas y las milicias árabes janjaweed. Naciones Unidas considera un genocidio la muerte de 300.000 personas desde el inicio de las hostilidades. El control de los recursos (tierra, agua, ganado, minas) explica bien la violencia armada en Sudán.
  • Sudán del Sur. Tras alcanzar la autodeterminación en 2005, siguieron las disputas por el control de territorio, ganado y poder político.
  • Afganistán. El conflicto armado se remonta a la invasión de las tropas soviéticas en 1979 contra las guerrillas anticomunistas islamistas (muyahidín). Los talibanes retomaron el control en agosto de 2021 ante la salida del ejército estadounidense, pero continúan los enfrentamientos internos.
  • Myanmar. Desde 1948 decenas de grupos armados insurgentes de origen étnico se han enfrentado al Gobierno de Myanmar reclamando un reconocimiento a sus particularidades étnicas y culturales. Según un informe de ACNUR se han superado los 500.000 desplazados internos.
  • Irak. Al igual que en Afganistán, las tropas estadounidenses salieron del país pero la violencia está muy presente.
  • Siria. Desde 2011 se enfrentan el Gobierno de Bashar al-Assad y grupos armados de distinta inspiración, con un balance de 5,6 millones de refugiados y 6,7 millones de desplazados internos. El 80% de su población se encuentra en situación de pobreza máxima, más de 13 millones de personas.
  • Yemen. Desde marzo de 2015, la coalición entre Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos bombardea las zonas del país controladas por los rebeldes hutíes. A escasos kilómetros de la frontera se siguen celebrando carreras de Fórmula 1.

La invasión rusa de Ucrania está siendo el penúltimo capítulo de una historia de tensión y violencia que se remonta a un golpe de estado bendecido por la UE en febrero de 2014. A menudo los enormes recursos naturales de un país en vías de desarrollo le conducen, paradójicamente, a sufrir violencia y enfrentamientos bélicos provocados por grandes potencias (políticas o empresariales). Aunque la economía ucraniana se sitúa en el puesto 56º según su PIB, cuenta con una gran riqueza medioambiental y su suelo fértil le coloca entre los 5 mayores productores mundiales de maíz, patata, calabaza, repollo, pepino, zanahoria, guisantes, trigo sarraceno, etc. Es el mayor productor mundial de aceite de girasol y el 5º en producción de miel.

Además destaca por tener importantes yacimientos de “tierras raras”, es decir, minerales escasos que resultan imprescindibles para la transición a las energías renovables: germanio, galio, manganeso, titanio, uranio, cobalto, grafito, neón, y especialmente el litio, un metal fundamental para la fabricación de baterías. Precisamente la región oriental, donde avanza el ejército ruso, podría convertirse en el principal proveedor mundial de este material tras descubrir que alberga hasta 500.000 toneladas.

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Ojalá pronto se firme la paz en este país y en el resto de regiones que sufren violencia. Mientras tanto en nuestras aulas debemos perseverar en la labor de visibilizar los horrores de la guerra, y promover una cultura de paz libre de odios y discriminaciones, por ejemplo con materiales como los siguientes:

  • “Canal de ACNUR”, de la Agencia de la ONU para los refugiados (vídeos)
  • “El diario de Oleksandra”, de UNICEF (vídeo)
  • “Imagina que tuvieras que huir”, de las Aulas Refugio de Accem (pdf y vídeo)
  • “Guías de sensibilización”, de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado CEA(R) (web)
  • “Recursos educativos sobre la crisis de Siria”, de Amnistía Internacional (web)