Los ‘experimentos naturales’ en Economía son merecedores del Premio Nobel de este año
Esta mañana se ha anunciado que el Premio Nobel de Economía 2021 se concede a dos trayectorias investigadoras que se han complementado. Por un lado, la mitad del premio recae en el canadiense David Card “por sus contribuciones empíricas a la economía del trabajo” utilizando experimentos naturales desde los años 90, y por otro lado, el otro 50% restante de la dotación económica se concede al equipo formado por Joshua D. Angrist (EEUU) y Guido W. Imbens (Holanda) “por sus contribuciones metodológicas al análisis de las relaciones causales” permitiendo parametrizar dichos experimentos naturales. Con este concepto se refieren a las situaciones que surgen en la vida real y que se asemejan a experimentos controlados.
“¿Cómo afecta la inmigración a los salarios y el empleo? ¿Qué importancia tiene realmente una educación más larga para los futuros ingresos que percibirá una persona?” Muchas veces las preguntas de las ciencias sociales son difíciles de responder y es difícil establecer una relación causa-efecto. Estos economistas han demostrado que los experimentos naturales facilitan responder a este tipo de cuestiones. “La clave está en utilizar situaciones en las que sucesos fortuitos o cambios políticos provocan que grupos de personas sean tratados de forma diferente, de forma parecida a los ensayos clínicos en Medicina”, señala la Real Academia de Ciencias de Suecia en su comunicado oficial.
Aunque sus trabajos están centrados en los efectos del salario mínimo, la inmigración y la educación, su metodología se ha extendido a otros campos y ha revolucionado la investigación a partir de datos observacionales. Entre otras conclusiones, Card publicó la demostración empírica de que subir el salario mínimo no acarrea directamente destrucción de empleo, refutando la idea liberal dominante hasta los años 90. También estudió los efectos de la inmigración cubana en Florida, llegando a demostrar que la llegada de más población migrante puede redundar en un aumento del salario en las personas nativas.
El Nobel de Economía, cuyo nombre realmente es Premio de Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel, es el único de los 6 galardones anuales que no fue creado en su día por el magnate sueco. Fue instituido en 1969 por el Banco Nacional de Suecia con motivo de su 300 aniversario, y desde entonces ha reconocido a 89 investigadores, aunque entre su palmarés solo hay dos mujeres, Elinor Ostrom (2009) y Esther Duflo (2019). La primera demostró que las asociaciones de usuarios y propietarios pueden administrar con más éxito los “bienes comunes”, sin que sea necesario privatizar ni regular desde el sector público su uso. La segunda destacó por su contribución decisiva al estudio de las políticas contra la pobreza en países en vías de desarrollo, incluyendo el comportamiento microeconómico de las familias respecto a educación, la salud y la financiación.